Sol Perez: Siempre viví la vida con mucha intensidad

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Empezó haciendo sorteos en un programa deportivo. Fue parte de Combate y ganó popularidad como “la chica del clima” en un reconocido canal deportivo. Es el segundo año que está en el Bailando, conduce Online en KZO TV, el canal de Kuarzo y hace radio en la 103.1. Mujer bonita.

Mi abuela decía que iba a ir a hablar con Tinelli para que me diera un lugar en el programa

Hay una Sol Pérez, que está al tope en los portales de noticias del espectáculo y se enreda en discusiones con una larga lista de personajes: desde Jorge Lanata a Lourdes Sánchez. Hay una Sol Pérez que camina a paso firme con tacos de 20 centímetros, vestidos súperajustados y escotes profundos, o que patea el tablero de las redes sociales con sus microbikinis. Y qué. Ella defiende el absoluto derecho a la libertad de hacer y ser lo que le plazca. Por algo cuando salió de la escuela secundaria se anotó en Derecho. Esa Sol Pérez es una guerrera, imparable. Pero hay otra. Una que jura que no se mira al espejo porque no se gusta, que se dice insegura y desfasada a veces respecto de los de su generación, que convive con un dolor profundo y que, como una nena, se sienta a upa de su madre en medio de esta producción de fotos. En la charla con EXPERTAS, deja entrever sus costados menos conocidos. Las otras caras de Sol.

¿Sentís que te juzgan mucho?

Constantemente, todo el mundo tiene piedra libre para hablar de mí, de mi trabajo, mi persona, cómo me visto, y me parece que no está bueno.

¿Qué recibís en la calle?

Mucho amor y cariño, siempre es un abrazo. El amor que recibo es tan grande que me impulsa a pensar que debo de estar haciendo algo bien, entonces. Pero me parece que el medio está muy contaminado por esta gente que quiere estar a toda costa, matando al padre, a la madre, al abuelo.

Me cuesta mucho abrirme, creo que nadie me llega a conocer del todo, salvo mi familia

¿Vos no querés estar a toda costa?

A toda costa no, para mí todo tiene un precio y hay precios que no estoy dispuesta a pagar, yo no vendo a mi familia por estar en la televisión.

¿Y cómo sos en el amor? ¿Te enamorás fácilmente?

Soy enamoradiza, pero también me desenamoro rápido (se ríe).

¿Qué cosas te desenamoran?

¡Todo… todo me desenamora!

¿Serás muy idealista?

Sí, soy muy idealista. ¡Soy de la generación Cris Morena! Ya te dije (risas).

¿Qué te enamora?

Me enamora alguien compañero. Quiero llegar a casa y divertirme, sentir que estoy contenta. No que haya una pelea por cosas que me molestan, escenas de celos. Tal vez es que tengo más ganas de estar con alguien que ganas de estar con esa persona. Yo soy muy de la pareja, muy de la familia, me cuesta mucho abrirme, creo que nadie me llega a conocer del todo, salvo mi familia, no me llegás a sacar la ficha tan rápido.

¿Te dejás cuidar?

No me dejo cuidar. Tampoco no encontré a nadie que me cuide o me quiera cuidar.

¡Tenés 25, ya va a llegar!

Igual estoy súper relajada, pero me río de las situaciones que vivo, no las puedo creer.

¿En qué sentido?

Es que a veces me siento una vieja en el cuerpo de una chica joven. Me siento desfasada con mi generación, usan términos que no entiendo, hacen cosas que no entiendo.

La exposición mediática debe de complicar que quienes se te acercan lo hagan por vos y no por el personaje.

Sí, además que si yo no dejo que me conozcan, estoy dando pie a que me conozcan por lo que ven. Pero no me sale fácil contarte lo que me pasa o cómo soy realmente. Todo el mundo piensa que soy muy segura pero no.

¡Aparentás todo lo contrario!

Sí, la gente piensa que creo que estoy re buena, pero nada que ver. Soy muy insegura.

Decís que trabajás mucho para tener esta figura, ¿no?

Yo intento gustarme a mí porque me cuesta tanto gustarme que no me puedo preocupar por gustarle al otro.

¡¿Vas a decirnos que te mirás al espejo y no gustás?!

No, no me gusto. Y hasta hace poco no tenía espejo en mi casa, nunca me gusta la imagen que me devuelve el espejo. Por eso no miro lo que hago en televisión, porque nunca me va a gustar, nunca me voy a aprobar. Entonces, bastardearme me hace peor, me hace retroceder. Prefiero no ver nada y avanzar, como un caballo.