Con 60 años de trabajo, es una de las actrices más prestigiosas del país. También cantante y bailarina, Claudia Lapacó asombra a los 78 años con su papel protagónico en Madre coraje. En esta nota, la vida y la muerte, el amor y la dedicación por el teatro.
«Yo tengo un amante que no me decepciona, que es el teatro»
Sesenta años actuando, todo un número…
Sí, me considero una afortunada. Comencé en 1958, a los 18 años. Soy feliz desde siempre, porque siempre hice lo que me gustó. Cuando la gente habla del éxito, de cortar tickets, esa es una parte que no la tenés siempre. El éxito es haber hecho toda mi vida lo que me gustó. Amar mi profesión, no haber perdido la curiosidad, la entrega ni las ganas de ser distinta en cada obra. Darlo todo. Yo voy a jugarme la vida al escenario.
Hablemos un poco de la experiencia de Madre coraje.
Es hermosa. Me la habían ofrecido en otro momento y no la agarré. La moneda le cayó a Muscari. Un día de noviembre me llamó y pensé que tal vez se le habría caído alguna de sus actrices. Yo estaba por viajar a Mar del Plata con Filomena Marturano, otra obra que amé y duró dos años. “Mirá, yo me estoy yendo”, le conté. ¡Él me dijo que era para octubre del siguiente año y para hacer Madre Coraje en el San Martín! Casi caigo muerta, me puse a llorar. Estoy tan agradecida, porque es una obra que muchas actrices desearían hacer en algún momento de su vida. Ha sido una experiencia increíble. La obra original duraba dos horas y 40 minutos, y tenía 29 personajes. Muscari la dejó con nueve, y la historia está contada perfecta.
¿Qué tiene para vos este personaje de distinto al resto?
Este tiene la cosa voraz y despiadada que yo todavía no había hecho. Esta madre es siniestra, posee una voracidad con respecto a ganar, tiene una cosa muy fuerte de madre con sus hijos. Es tan interesante lo que muestra Brecht (N. de la R.: Bertold Brecht, dramaturgo alemán, autor de Madre Coraje y sus hijos, estrenada en Suiza en 1941), de cómo la gente se vuelve fría y miserable con la guerra. Uno se torna mezquino, quiere ganar y ganar. Y así, con esa voracidad, pierde todo. Hasta a sus hijos. A veces pienso que no me van a querer con este personaje.
¿Cuál es el primer recuerdo de verte actriz?
Muy chica, a los cinco o seis años. Mis viejos me llevaban al cine una vez por semana. Íbamos también al teatro. Una vez fuimos con mi mamá y mi hermana a ver a Lolita Torres en calle Corrientes, la vi bailando y cantando vestida de torero. Dije “Yo quiero hacer esto”.
Estudiaste canto, baile y actuación. ¿Cómo te definiste finalmente por la Claudia Lapacó actriz?
¡Yo quería hacer todo! De hecho, fui a probarme al Colón. A los 13 años ya estudiaba teatro. Cuando terminé el secundario, mis padres vieron que esto iba en serio, sería en el 57 o 58. En el 61 tuve una beca para estudiar en París por diez meses y me quedé un año y medio. Vi más de 70 espectáculos y estudié ocho horas por día durante diez meses en el Centro de Arte Dramático de París. Y ahí ya no paré. Creo que quien elige hacer en la vida lo que le gusta es un privilegiado, no tiene que estar persiguiendo la fama y el dinero. Cuando escucho a jóvenes que dicen “Yo quiero ser famoso”, me da vergüenza.
¿Por qué no hay lugar para un hombre hoy en tu vida?
Porque no se ha dado. Yo tengo un amante que no me decepciona, que es el teatro. Entonces pongo tanto ahí que realmente no lo lamento, ni creo en esa gente que te mira con desprecio cuando no tenés pareja, porque para la mujer es terrible no tener un hombre, te ven como de segunda. A mí me llevó años entender que yo era una mujer completa sin un hombre al lado.
¿Qué sentís que dejás en esta vida?
He tratado de ser una persona digna, y con mi profesión también, pero no creo dejar nada.
La gente se te acerca de una manera muy cariñosa a la salida de la función y te agradece. Después de 60 años, me parece que algo estás dejando.
Sí, me recuerdan con mucho afecto. Me da pudor. Yo no les di nada, me di a mí misma. Pero bueno, qué suerte que usted lo recibió. Me alegra tanto que sea así. Pero como decía, ¿qué es la trayectoria? Yo quiero estar siempre mirando adelante, ver lo próximo que voy a hacer.