Lourdes Sánchez: “Soy totalmente transparente”

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Visualizar y alcanzar metas es, para Lourdes Sánchez, una realidad concreta desde que, hace diez años, decidió probar suerte en Buenos Aires. Marcelo Tinelli le abrió una puerta que la correntina supo aprovechar. Bailarina, animadora, panelista, madre y esposa, va cumpliendo objetivos a paso firme.

“Siempre quise bailar y vivir de esto”

No todo el mundo puede entretener tanto al público infantil como al adulto y tener éxito. Sin embargo, Lourdes Sánchez se propuso ese desafío y lo logró en poco tiempo. Desde que se instaló, en 2008, en Buenos Aires, su carrera fue en ascenso. Tenía 21 años y, tras pasar varios castings, la convocaron para ser la soñadora de Jorge Ibáñez en Bailando por un sueño. Dejó en su Corrientes natal a sus padres y cuatro hermanos, “pensando –confiesa- que iba a volver, pero, en el fondo, no quería”.

El show televisivo no solo se convertiría en su segundo hogar, sino que conocería allí al productor Pablo “Chato” Prada, quien es hoy su pareja y el padre de su hijo. Lourdes se define positiva, soñadora y perseverante. Cree que son esas tres características las que contribuyeron a su crecimiento artístico, aunque también reconoce que no teme probar y arriesgar. Así fue como le dio vida al programa infantil que la posicionó como animadora y que hoy la tiene ocupada en múltiples proyectos (una gira por todo el país, el segundo disco), con el objetivo de llegar a ser, según dice, “la número uno para los chicos”.

“Trato de escapar a la polémica”

¿Cómo nació la idea de crear El Universo de Lourdes?

De una manera inocente, en una temporada de verano en Carlos Paz. No estaba en mi cabeza. No es que nací diciendo “quiero ser animadora infantil”. Todos los nietos, hijos y sobrinos de mis compañeros (Pedro Alfonso, Benjamín Amadeo, Emilio Disi, Freddy Villarreal) paraban en mi camarín. Era como el centro de diversión. Yo jugaba con ellos, los maquillaba. Siempre tuve mucha afinidad con los más chicos. Y ahí me empezaron a decir: “Vos tenés que tener un programa infantil”, a cargarme. ¡Y me gustó ese chiste! Benja es músico y me dijo: “Yo te hago las canciones, ¿de qué te gustaría que sean?”. Empezamos a tirar frases, surgió “flores de tintín”. Pensamos los personajes: Payaso Papelón, Mr. Tablet. Todo nació a modo de juego y al mes estaba grabando “Jardín tintín”, que vendría a ser el hit de mi universo. Se estaba concretando todo, también a partir de la pantalla de Marcelo (Tinelli). Empecé ahí a decir que me interesaba este camino y me empezaron a llamar de fiestas, de municipios. Tuvimos que hacer más canciones, rápido, y el vestuario. En menos de un año, estaba grabando ya el primer capítulo en la tele.

¿Qué recordás de esos comienzos?

Al principio iba con miedo, pero me gustaba y lo empecé a hacer con toda la seriedad que se merece. La primera que se acercó de mis colegas fue Panam. Me invitó a cantar al teatro. Lo vi lleno de chicos, la respuesta de ellos, y me enamoré. Recuerdo estar subiendo las escaleras para salir a escena y pensé: “Quiero tener un espectáculo infantil en calle Corrientes”. Por eso, el año pasado, cuando estrenamos, fue muy emocionante, porque lo deseé con todo mi corazón. No se puede explicar con palabras. Tenés que vivirlo.

¿Qué creés que hay en vos que atrajo al público infantil?

Para mí, ellos enseguida ven todo de una persona y yo soy totalmente transparente. A la vez, me siento hasta par, porque no dejo mi niña de lado. Me gusta jugar, saltar, divertirme, tirarme al piso, dibujar. Creo que me ven como alguien alcanzable. Lo digo al final de todos mis shows, que, siendo artista, tengo el mejor público que se puede tener: inocente, transparente, fiel y el amor lo demuestran todo el tiempo. Te miran con los ojos brillosos de emoción. Y el encuentro, después, es mágico. Busco dedicarle un tiempo a cada uno, abrazarlos, sacarme una foto, hacerles una dedicación si me piden un autógrafo.

¿Qué significa para vos el Bailando, tanto en lo profesional como en lo personal?

Fue la mejor experiencia del mundo. Conocí grandes amigos. Le debo todo a ese programa. Es una gran pantalla, sin dudas. Por eso, todo el mundo se pelea por estar y, cuando no están, se enojan. Es muy importante lo que pasa una vez que Marcelo te presenta. Yo me preparé también. Estudié mucho. Siento que los artistas buscamos el reconocimiento y creo que ese es el mejor lugar para mostrarte, todos tus años de trabajo y de sacrificio. El balance es cien por ciento positivo. Inclusive a mí, en lo personal, me dio hasta a mi familia.

¿Tuviste miedo de que se te considerara “la mujer de”?

Miedo, para nada. Sí, muchas veces, me indigné porque se me pegaba porque “estás ahí por ser la mujer de”. La verdad es que, a todos los lugares, llegué por mérito propio, sola, haciendo castings. Nadie me ayudó y muchas veces me dijeron que no, y probé en otro lado. Inclusive hasta te podría decir que todo lo contrario, siento que eso cierra puertas, porque dicen “seguro que el marido le va a ofrecer algo en el verano” o “la productora donde trabaja ya la tiene ahí fija”.