Máría Fernanda Callejón: «Vine a cumplir un sueño»

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Forma parte del elenco de Derechas, el nuevo éxito de José María Muscari. Las estrategias para sostener una carrera durante décadas y los nuevos desafíos que le trae el crecimiento de su hija, Giovanna.

A los cinco años, María Fernanda Callejón ya conocía cuáles serían los pilares de su vida: sabía que quería ser actriz y mamá. Lo primero le resultó fácil y fluido. Lo segundo fue un gran anhelo concretado con la llegada de su pequeña Giovanna (3).

¿Cuántas vidas has vivido?

Muchas (mira fijo); muchas vidas en una. Me vas a hacer llorar de entrada.
Te casaste a los 15 años en tu ciudad, Carlos Paz. Se podría haber pensado que tu destino estaba marcado. Pero te separaste tres años después y te radicaste en Buenos Aires.
Sí, vine a cumplir un sueño. En retrospectiva, me doy cuenta de que tengo tanto de mi madre… porque de alguna manera, lo que hacemos nosotros es vender, y mi madre era una gran vendedora.

“Si me reinventé en la vida, cómo no en lo profesional. Colgué las plumas, como quien cuelga los botines”.

¿Te referís a los artistas?

Sí, nosotros vendemos ilusiones, vendemos mentiras lindas y feas, somos lo que no somos. Evidentemente, heredé todo eso de ella, porque es muy difícil venirse desde muy chiquita, más en aquella época. Mi primer trabajo lo encontré de casualidad, cuando me vio el coreógrafo de Moria (Casán) y me dijo: “Te quiero mañana audicionando”. Audicioné, me eligió Moria y no paré, fui media vedette de Moria, sin saber qué era ser media vedette. Hacía 15 días que estaba en Capital y ya se me estaba por terminar la plata.

Decías antes que venías a concretar un sueño…

Sí, venía a estudiar Actuación con (Agustín) Alezzo. Lo que no se me va del cuerpo y del recuerdo son esas ganas de pertenecer, de hacer lo que te gusta, de la vocación. Como te digo, me proclamaron vedette, pero yo quería ser actriz, entonces “hice” de vedette.
Venías al “teatro serio” y…
Sí, el prejuicio, ¡hablame a mí del prejuicio!

Y tuviste la cintura de reinventarte profesionalmente y zafar de la sex symbol.

Si me reinventé en la vida, cómo no me voy a reinventar en lo profesional. Yo colgué las plumas, como quien cuelga los botines. En el medio del prejuicio, me llamó (Adrián) Suar para hacer El hombre, con un personaje dramático. No sé cómo fue.

“Antes tenía muchas corazas. Pero es un aprendizaje, finalmente estoy construida de todo eso, no reniego”.

¿Ya te estaban ofreciendo otras cosas o “colgaste las plumas” de una?

Lo hice de una. Porque yo era muy consciente de mi cuerpo y sabía que algún día se iba a terminar, entonces lo terminé yo. Fueron 15 años de vedette y trabajé con todos, me faltó Olmedo.

En una nota de hace diez años, decías que te estabas peleando con los mandatos y que habías abandonado la idea de ser madre.

Pensaba que si hay un destino marcado y vos empezás a ejercer resistencia, no está bueno. Soy una mujer de fe básicamente, y no tiene que ver con la religión, entonces pensaba transformar ese título. Pensaba en eso con mucha desazón, resignándome a la parte biológica de la maternidad, porque la maternidad es mucho más amplia y te atraviesa física y psíquicamente. Siempre creí que algo iba a llegar; aunque en ese momento ya no había un plan B, no había apagado todos los motores pero sí los había aminorado. No me considero obstinada, pero cuando hay un deseo genuino y profundo, para mí las piedras en el camino son un desafío. Soy una mujer que nació de la panza de una mujer vivió entre las bombas de la Segunda Guerra, o sea que mi vida es un desafío. Vengo de eso.

Acabás de cumplir 52, ¿cancelaste el tema de volver a ser madre?

Sí, porque la fertilización asistida es por ley hasta los 52.

¿Cómo lo tomaste?

Bien… Después de tener a Giovanna… mi milagro, el milagro no es abstracto, existe, creo que Dios se lo da a quien sabe hacer una búsqueda interior de herramientas.

Y vos sos una buscadora.

¡Sí, soy una Google Woman! (se ríe a carcajadas).

¿Qué quisieras lograr?

Quiero ser la mamá que le hace falta a Gio, porque si digo que quiero ser una gran mamá, qué sabés lo que es para mi hija una gran mamá. Pero es un desafío difícil y angustiante.

¿En qué te considerás experta?

En nada. Soy aprendiz de vocación, no tengo techo, uno aprende hasta el último microsegundo de la vida. Me puedo creer mil como actriz y matarme con un guion, pero va a haber gente a la que le guste y otra a la que no. Si puede fallar, no sos experta en nada”.