Milva Castellini: “Hay que abrazarse al deseo”

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Conduce El noticiero de la gente por Telefe. Desde que compartió la emoción de haber quedado embarazada tras numerosos tratamientos, es referente de quienes desean tener un hijo y transitan caminos que pueden ser arduos. Una militante de la esperanza.

“Me parece que estamos necesitando escucharnos y vernos reflejados”

La bisagra profesional (y personal) fue cuando, a mediados de 2012, mostró públicamente el video del momento en el que, después de cuatro tratamientos de fertilización, se enteraba de que al realizarse el quinto finalmente estaba embarazada.

«¡No pasa una semana sin que alguien en la calle me pare y me diga: `¡Sabés lo que lloré con tu video!´»

Pareciera que tu maternidad te refundó profesionalmente, ¿no?

Absolutamente. Te juro que es un quiebre. Pasaron cinco años y sigue con la misma vigencia. ¡No pasa una semana sin que alguien en la calle me pare y me diga: “¡Sabés lo que lloré con tu video!”. O, lo más fuerte, cuando te cruzás embarazadas o que ya tienen a sus bebés y te dicen: “Yo no podía más, te escuché, volví a intentarlo y salió”. Cuando grabamos ese momento tan especial, lo hicimos porque Sebastián me dijo: “Yo creo que con esto podemos dar una mano”, pero no sabíamos que iba a tener tanto impacto. Y ahora, por otro lado, buscamos otra manera de seguir en conexión y estamos empezando a desandar el camino del FaceLive con un programa en vivo los viernes a la noche. Me conmueve profundamente cuántos del otro lado están esperando ese ratito, lo entiendo porque estuve ahí, yo sé lo que duele.

Es muy interesante que la tecnología te permita ser hoy tu propio canal, estar en la cocina de tu casa y materializar un proyecto así.

Sí, es verdad. Tratamos de ponernos en el lugar del otro. La contamos porque nos dimos cuenta de que nos pasaba a muchos y estábamos resolos. Después de que vivís determinadas cosas, y a lo mejor también por tener exposición pública, sentís que quedás con un compromiso. Lo que hacemos es absolutamente auténtico, altruista; incluso, invertimos en tecnología para poder hacer cosas más lindas progresivamente. Tampoco es arengar, es decirles que las que lo logramos pasamos por esos momentos que están pasando. Necesito hacerlo, no me lo puedo dejar adentro, me constituye.

Hoy te debés de sentir más útil profesionalmente.

Y completa. Sí, con un compromiso, habiendo trascendido con algo que es tremendamente personal. Yo hice cinco intentos (para quedar embarazada) pero hay otros que hacen quince, y digo: “¡Qué entereza!”. Hay gente mucho más valiente que yo, pero yo les habilito el encontrarnos los viernes y darles ánimo a otros.

Llegar a la maternidad fue un enorme desafío, pero ¿cuáles son los que te trajo después?

[Se ríe mientras habla] Después decís: “¿Cómo fue que me metí en esto?”. Dos cosas fuertes me vienen primero: una paciencia eterna que te lleva a tu propio límite; y entender por primera vez que hay alguien que está antes que vos, un sentimiento que únicamente experimentás con un hijo. Es una instancia de amor puro e intransferible. Me siento en el momento más pleno de mi vida; lo veo a Martiniano crecer, lo veo lindo, lo veo libre, me vuelve loca y yo, como mujer y mamá, me siento en un momento de mucho equilibrio. Igual, cuando estoy desbordada, vuelvo sobre algunas lecturas o charlo con otras amigas mamás. Uno de los libros que estoy leyendo es Criar sin miedo, o sea, con seguridad, con confianza y entendiendo que la concesión permanente no les termina haciendo bien; en lo inmediato está buenísimo, pero sabés que tenés que construir un ser humano que no se frustre enseguida, que a los 12 años, cuando una nena le diga: “No me gustás más”, se le va a romper el corazón igual, pero bueno… que sea un chico fuerte.